En sus primeras épocas este perro fue utilizado para pelea y la guarda del ganado y de las propiedades de sus dueños, pero en cuanto se prohibieron las peleas tras la guerra civil, la cría de la raza cae en un abandono alarmante que lleva a estos perros a desaparecer de muchas de las zonas en las que antes era muy habitual verlos, se localizaron los pocos ejemplares que quedaban guardando fincas y rebaños en el interior y las regiones más rurales de Tenerife y Gran Canaria.
Estamos ante un animal impotente, que desprende potencia y vigor. Su cabeza masiva, su aspecto rústico, incluso primitivo y la nobleza de su mirada son también rasgos distintivos de la raza. El peso del macho oscila entre los 45 y 57 kg, mientras que el peso de la hembra está entre los 40 y 50 Kg.
- Atigrado en todas su gama, desde el oscuro muy cálido hasta al gris muy claro o rubio.
- Leonado en todas su gama hasta el arena.
- El blanco puede aparecer en el pecho, en la base del cuello o garganta, en manos y dedos traseros, siendo deseable que sea lo más reducido posible.
Una condición indispensable que describe el color del Dogo Canario es la máscara, para hablar de ejemplares típicos. Debe ser siempre negra y no sobrepasar la altura de los ojos. Su pelo es corto, aplastado, carece de subpelo, aunque en ocasiones puede presentarse pelo en determinadas zonas como el cuello y las nalgas, áspero al tacto.
La mirada de un Dogo Canario es algo que define muy bien su carácter. Es serena, profunda, sincera y muy atenta, no se le escapa nada de lo que está a su alrededor. Por ello estamos ante un perro muy equilibrado y que destaca por gozar de una gran seguridad en sí mismo, que sobretodo demuestra ante los extraños, con los que se muestra desconfiado, aunque con sus allegados es noble y fiel, cariñoso y juguetón.
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